Hay días en los que uno está tranquilo, feliz, contento y viene alguien a abrir su boca y blasfemar.
Una persona empezó a decir cosas que supuestamente yo dije, interpretadas a su forma, cambiando las palabras, causando una discusión.
Algo que no permito es que digan cosas que no dije, puede que las personas comenten sobre lo que uno dice y las quiera interpretar a su manera, pero lo que no debe hacer es variar las palabras porque cada palabra tiene un significado distinto.
Los que realmente me conocen saben que no me gustan los conflictos, prefiero retirarme y conversar con la persona cuando esté calmada. Es imposible hacer entrar en razón a alguien enojado. Así soy, prefiero alejarme a discutir en vano.
Otra cosa, la persona que causó el conflicto no es de nacionalidad panameña (y no diré su nacionalidad), lo que sí me niego, por más enojada que esté, es a caer en un comentario que cree xenofobia hacia cierto país porque sus compatriotas no tienen la culpa de que esa persona sea así.
La lucha de los sentimientos y emociones (al parecer sí tengo sentimientos) es tal que me esfuerzo por no enojarme, por lo que arrancaré el día metidando para estar en paz conmigo misma y así poder resolver los problemas.
Namaste!